‘Body positive’: Educar en aceptar la forma natural del cuerpo

La educación hacia los hijos ha cambiado en todos los sentidos. Hoy en día, tenemos más cuidado con la forma de tratarlos, de manera que puedan construir una personalidad fuerte, segura y con confianza en sí mismos. Esto se traslada también a la visión que les queremos transmitir sobre el cuerpo humano.

La imagen física y el peso de las personas han sido comentados y juzgados desde muchas generaciones atrás, no cumplir con el estándar de cuerpo estilizado y constitución equilibrada ha sido repetidamente motivo de burla o incluso marginación. Ser gordo o muy delgado, da igual: al salir de la norma todo es criticable.

Afortunadamente, hoy en día se ha difundido un movimiento llamado “Body positive” que trata de aceptar el cuerpo tal y como es de forma natural, no difundir estereotipos ideales que son irreales como hombres hipermusculados o mujeres muy delgadas de piernas infinitas y a pesar de ello con pecho grande. Además, nosotros como madres y padres tenemos una función capital en todo esto, ya que gran parte de lo que son y serán nuestros hijos viene influido por nuestros actos y nuestra propia forma de percibir la vida.

En el artículo de hoy compartimos 5 trucos para educar en el body positive:

Somos los primeros modelos de nuestros hijos

Por ello, debemos tener cuidado con las cosas que decimos, no sólo respecto al aspecto y peso de nuestros hijos, sino también hacia nuestro propio cuerpo Por supuesto cuidar el cuerpo no es algo negativo pero es importante transmitir que ni es lo único, ni ha de suponer un sacrificio. Además de priorizar siempre salud (física y mental) sobre estética, en nuestras acciones diarias. Es decir, comer espinacas está bien porque son muy sanas al tener hierro, no porque engorden poco.

También debemos ser conscientes que nosotros mismos llevamos implícitos muchos rasgos que van en contra del body positive, algunos podremos corregirlos y otros no, pero es importante no hacer según que comentarios delante de los niños: como hacer una mueca al probarte algo de ropa que se te ha quedado pequeña o comentar la mala cara que tienes sin maquillaje.

Al hacer estos comentarios o acciones, la mayoría de veces de manera automática y sin pensar, enseñamos a nuestros pequeños un tipo de reacciones y comportamientos respecto a nuestro propio cuerpo.

Aniquilar la cultura de hacer dieta

La búsqueda de la delgadez suele ser el objetivo principal a la hora de hacer dieta, comentar que tal alimento engorda o que con sacrificio y la boca cerrada se puede conseguir una silueta esbelta.

Debemos compartir con nuestros hijos la importancia de una dieta equilibrada y hacerles entender que impacta de forma directa en nuestra salud y que hay alimentos que deben consumirse de manera ocasional porque sino pueden ser negativos para nuestra salud (no para el aspecto físico).

Salud y peso no son lo mismo

Obviamente, un sobrepeso o una delgadez extrema traerán indudablemente consecuencias negativas para la salud, pero en la vida, no todo son extremos. Se puede tener una constitución ancha y ser algo rellenito y estar en un peso perfectamente saludable. O al revés, ser de constitución estrecha y con un metabolismo rápido y que de la impresión de estar demasiado delgado y sea simplemente la forma de ese cuerpo.

Es importante recalcar que el peso y la salud aunque están relacionados no siempre van de la mano.

No fomentar la vergüenza corporal o body shaming

Procurar no hacer comentarios negativos ni ridiculizantes del cuerpo humano, ya sea del propio, por supuesto tampoco del de nuestros propios hijos, ya que podríamos crearles complejos o incluso, tampoco deberíamos hacerlos de terceros, ya sea un familiar, amigo o vecino o viendo la televisión comentar sobre “el gordo”, “la gafotas” o este tipo de maneras de hablar que los niños absorben como esponjas, interiorizando estos comportamientos y haciéndolos parte de su personalidad.

Sé más inclusivo y celebra la diversidad

Adoptar una actitud en la que se valora que las diferencias nos hacen únicos y especiales como apreciar personas de todos los colores, constituciones, tamaños, antecedentes culturales y mostrar que todas pueden realizar actividades normales y extraordinarias.

Si tu hijo tiene ya una edad puedes mantener con él una conversación sobre los estigmas y mensajes dañinos que se lanzan a las personas por no cumplir con un canon.

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