Protección solar para niños

Protegernos del sol es importante, pero estamos tan concienciados con los daños que puede causar este en nuestro cuerpo que muchas veces no llegamos a reflexionar en profundidad sobre qué estamos aplicando en nuestra piel, de qué está compuesto, cómo actúa y qué significa eso para nuestro cuerpo y, sobre todo, para el cuerpo de nuestros hijos.

Además, con el objetivo de evitar las peligrosas quemaduras incluso hemos llegado a olvidar la cantidad de beneficios que el sol nos llega a aportar, como por ejemplo que es indispensable para que se produzca y sintetice la vitamina D, que es básico para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, el metabolismo del calcio, etc.

Obviamente, no debemos olvidar jamás que los rayos ultravioletas pueden ser tan dañinos como necesarios y es importante seguir una serie de precauciones básicas para poder disfrutar de los beneficios del sol sin estar expuestos a sus riesgos

Tomar el sol con precaución

Es importante recalcar que nuestro cuerpo necesita sol, de hecho, deberíamos exponernos al sol sin protección de 20 a 40 minutos al día a primera o a última hora del día para que haya una correcta sintetización de vitamina D, que además es fundamental a la hora de prevenir el cáncer.

Pero igual de relevante es concienciarnos de que el resto del día debemos protegernos del sol porque sus perjuicios son tan reales como sus beneficios.

¿Existe la crema protectora solar ideal? La respuesta es no, y además hay que recalcar que ninguna protege al 100%.

La piel de los niños y sobre todo de los bebés es aún mucho más delicada por lo que debemos vigilar no sólo que no se queme por el sol, sino también que medios usamos para ello, pues algunos productos pueden ser incluso más perjudiciales a la larga.

Diferentes tipos de protección solar

  • Filtros físicos: Hay que tener en cuenta que las horas en las que el sol es más fuerte (de 12 a 16h en invierno y de 11 a 18h en verano) no deberíamos estar expuestos al sol, sobre todo los niños, por lo que además de crema, usar protección física, como son ropa, gorras, gafas de sol y procurar mantenernos a la sombra, es esencial.

  • Dieta antioxidante: Una estrategia complementaria para protegernos del sol y minimizar los daños por la exposición a los UVA es llevar una dieta equilibrada y rica en antioxidantes naturales y grasas omega-3 y omega-6, ya que fortalecen la piel, que es la primera barrera con la que contamos contra las quemaduras.

  • Cremas solares de pantalla física: Sin nanopartículas y preferiblemente con óxido de zinc. Debemos aplicarla cada dos horas y tras los baños.

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