¿Tener un segundo hijo es el doble de difícil?

Ahora que vuestro hijo ya os deja dormir por las noches, que se empieza a hacer entender y os hace partiros de risa con sus cosas…

Ahora que los tres os conocéis a la perfección y cuando llora sabéis identificar rápido qué es lo que le disgusta, o incluso puede que ahora que se acerca la operación pañal y ya os libráis de tener que cambiarle cada X horas…

Ahora que os habéis acostumbrado a la vida de padres y que se ha vuelto bastante más fácil, os estáis planteando un segundo hijo. Vaya, que os va la marcha.

El cambio de uno a dos hijos

Esto es algo superhabitual, somos muchísimos los padres que, como se suele decir, “repetimos” incluso algunos se atreven a repetir más de una vez… pero todos, incluso aquellos más convencidos, que tienen clarísimo que tendrán más de uno, TODOS pasamos por una etapa de vértigo al plantearnos tener un segundo hijo.

Este miedo o estas dudas no tienen nada que ver con los que sentíamos cuando esperamos a nuestro primer hijo, ya que esta vez no estamos ante algo nuevo y desconocido para nosotros, sino que sabemos perfectamente a lo que nos enfrentamos, conocemos lo bueno y también lo malo que implica tener un bebé en casa.

Obviamente cada bebé es un mundo y puede ser totalmente diferente al bebé que fue el hijo que ya tenemos, pero vaya, las dinámicas y el estilo de vida serán muy similares.

Pero si ahora ya no vais a ser primerizos ¿por qué todo el mundo os comenta lo difícil que va a ser? ¿Es realmente tan duro tener un segundo hijo? Bueno, la respuesta variará dependiendo de a quien preguntéis; lo cierto es que hay una serie de diferencias respecto a tener solo un niño de las que os percataréis.

El embarazo va a ser diferente

Y no nos referimos al aspecto fisiológico, que probablemente también, sino que las circunstancias son muy diferentes. En tu primer embarazo tenías tiempo de mimarte, de descansar, de tomarte las cosas con calma si el cuerpo así te lo pedía.

Cuando esperas a tu segundo hijo, el primogénito está ahí, y necesita que su normalidad se altere lo mínimo posible, que juegues con él, le leas cuentos, que sigáis con vuestras rutinas. Además, por el hecho de que tú estés embarazada no va a dejar de ponerse enfermo, hasta puede que se active la ley de Murphy y visites las urgencias pediátricas más que nunca.

Los turnos con tu pareja ya no son para descansar

Muchas parejas se organizan por turnos mientras el bebé es pequeño para que ambos puedan descansar o tener un poco de tiempo libre.

El problema es que cuando tenemos dos hijos con edades distintas, es decir un recién nacido y un niño de unos 2-3 años, es más complicado. Cada uno se hace cargo de un hijo, siendo lo habitual que la madre se quede con el recién nacido, lo que puede afectar al hijo mayor.

No habrá burbuja de inmunidad

Si has tenido suerte y tu hijo no ha tenido alergias, ni tendencia a ciertas infecciones (bronquiolitis, por ejemplo) seguramente tu primogénito no se puso enfermo hasta el año o incluso hasta cerca de cumplir los dos.

Siempre tratamos de evitar que nuestros bebés estén con personas enfermas o constipadas, pero si esa persona es su hermano en edad de pillarlo todo, se hace mucho más difícil mantener un entorno “estéril”. Y es probable que vaya pillando virus comunes desde bien pequeño.

Más niños, más juguetes, más colada, más trastos…

Una expresión dice “un hijo es uno, dos son veinte”. Esto lo podrás comprobar sobre todo en tu casa: los juguetes parecerá que se reproducen, así como la ropa sucia, te partirás de risa cuando tus amigos sin hijos te digan que ponen una lavadora a la semana o que tardan en cargar el lavavajillas.

No queremos desanimar a nadie a tener un segundo hijo, porque como pasa al tener uno, todos los esfuerzos, sacrificios e inconvenientes, se ven perfectamente compensados. La complicidad entre hermanos, el amor y cariño que se darán y sus interacciones, os ganarán el corazón. Y si no, ¿por qué muchos van a por el tercero?

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